domingo, 24 de abril de 2011

ATAQUES DE ANSIEDAD

Algunas personas, tienen la desagradable experiencia de sentir que casi de repente y sin causa que lo justifique, al menos aparentemente, son presas de una gran angustia que se manifiesta tanto a nivel fisiológico como psicológico.

En el aspecto fisiológico son típicos los siguientes síntomas:

     . Taquicardias

     . Vértigo

     . Sensaciones de ahogo

     . Oleadas de calor y frío

     . Temblores , etc.

Mientras que a nivel psicológico son habituales estos síntomas:

     . Miedo (incluso miedo de morir )

     . Sentimientos de volverse "loco"

     . Sensaciones de pérdida de control, etc.

Estos ataques que duran unos minutos ( raramente horas), son lo bastante intensos como para que la persona desarrolle un miedo anticipatorio  a los mismos, y procure no estar sola o lejos de casa.

Se trata de un trastorno más frecuente en mujeres que en hombres, y que se da principalmente en adultos jóvenes.

Aunque cada caso debe estudiarse individualmente, en general podemos decir que en la base de este problema, existe un cierta predisposición genética junto con angustias inconscientes de separación de figuras afectivas, o con otras temáticas.

El correcto abordaje de este trastorno, puede llegar a requerir la colaboración del médico psiquiatra y del psicólogo. El primero debe hacer un correcto diagnóstico diferencial, pues algunos trastornos físicos como por ejemplo el hipertiroidismo pueden presentar síntomas similares, y posiblemente recetará algunos fármacos que será prudente administrar durante al menos 6 meses incluso en ausencia de síntomas; (nunca debemos automedicarnos).

Durante este período se debe desarrollar la psicoterapia para que juntos, psicólogo y paciente, descubran qué es lo que en el fondo asusta al paciente, cuál es la fantasía, el miedo, el recuerdo... que provoca el disparo del mecanismo de alarma que es la ansiedad. La resolución del problema se da en el 85% de los casos.

                  ESTEBAN CAÑAMARES MEDRANO
                 PSICÓLOGO CLÍNICO Y SEXÓLOGO
                    COLEGIADO Nº M-09659
                            MADRID

FALSOS HOMOSEXUALES

En algunas ocasiones, especialmente en personas jóvenes, se instala la duda de si la inclinación sexual es heterosexual o homosexual. Se trata de una duda casi universal, es decir que todos la hemos podido tener en un momento determinado. Pero el tiempo y el contacto con los demás suele dejar pocas dudas, de manera que la persona tiene claro si lo que despierta sus deseos sexuales son los hombres o las mujeres. Asunto resuelto.

Pero otras veces la persona va cumpliendo años y no obstante la duda sobre sus inclinaciones sexuales no sólo no se va despejando, sino que se hace más y más agobiante, torturante. Esta duda puede convertirse en el problema central de ese hombre o de esa mujer, que puede además limitar sus relaciones humanas.

Cuando los profesionales profundizamos en estos casos solemos encontrar dos cosas, o bien una inclinación homosexual (masculina o femenina) que no se termina de aceptar con naturalidad, o bien, y más frecuentemente, un motivo inconsciente para torturarse, para castigarse por supuestas culpas, y una justificación para no lanzarse a la vida: decidir, emanciparse, relacionarse con el sexo opuesto. Dicho de otra manera a veces la angustiosa duda sobre la inclinación sexual no es más que una forma de torturarse y de no volar.

El profesional, en cualquier caso, deberá aumentar la auto confianza de esa persona, prepararle para que encaje con naturalidad las perdidas de prestigio y de cercanía familiar que sufra, (ya sea por declarar su condición sexual o por lanzarse a la vida), ayudarle a que enfoque sus asuntos de manera menos exigente y menos culpabilizadora, facilitarle que vea el significado de sus dudas...

Esteban Cañamares
Psicólogo y Sexólogo
Colegiado M-09659

viernes, 22 de abril de 2011

ME CUESTA RELACIONARME

Es una experiencia cotidiana el que no todas las personas tienen el mismo deseo ni la misma facilidad, ni igual éxito, a la hora de relacionarse con los demás, y posiblemente te hayas preguntado porqué, pues bien veamos algunos de los factores que pueden provocar estas variaciones:

. Por diferencias en la dotación genética

Tenemos que acostumbrarnos a que al igual que por motivos de herencia genética no somos iguales en el color de los ojos, en la estatura máxima que podemos alcanzar, en la sensibilidad al frío o al calor, o en la cantidad de horas de sueño que necesitamos para llevar una vida normal, tampoco somos iguales en la necesidad que sentimos a la hora de buscar estimulación en el contacto con los demás, sencillamente porque algunas características de nuestras neuronas varían de unos a otros, o dicho en palabras más conocidas cada uno tiene un nivel distinto de Introversión.

Pero dicho esto también hay que decir que como en tantas cosas y sobre todo cuando hablamos de aspectos de comportamiento humano los genes no tienen la última palabra y hacen falta otros muchos factores para determinar el grado de sociabilidad de una persona.

.Por lo que ve la persona desde su más tierna infancia

Imaginemos a dos niñas pequeñas que son conducidas por sus respectivas madres hacia su hogar, y que mientras que la madre de una de ellas acelera el paso al observar que se acerca una conocida y finalmente pasa un rato tenso al ser alcanzada por la misma, la otra observa como su madre detiene el paso para encontrarse con su conocida y como disfruta de una breve charla con esa persona que conoce. Si situaciones como esta se mantienen debido al carácter de los progenitores ¿Cuál de las dos niñas tenderá a ser más sociable en el futuro?, la respuesta es fácil, con lo que ya tenemos otro de los factores que influyen en el grado de sociabilidad.

.Por las consecuencias de sus primeros intentos

Podemos seguir con el ejemplo de las dos niñas que imaginábamos en el apartado anterior. Supongamos que una de ellas recibe ante sus primeros intentos de relación con las amigas, (tal como el acercarse a otro niño en un parque, o una primera llamada telefónica, o una primera invitación para que la amiga venga a su domicilio, o simplemente el darse un abrazo al encontrarse en la calle con una compañera de clase) la crítica o al menos la "cara larga" de la madre o persona encargada de cuidarla (porque hay que tener cuidado con los extraños, el teléfono es caro, la casa se mancha, y no se puede perder el tiempo en abrazos), mientras que la otra recibe el aplauso y la sonrisa de sus mayores ( porque ¡que bonito es hacer amigos!, ¡para eso está el teléfono!, ¡como me gusta que traigas amigos a casa!, ¡como me gusta que disfrutes con tus amigas!).
Sin duda es fácil imaginar cual de las dos niñas aprenderá a ser más sociables, y ello gracias a las buenas consecuencias que para ella a tenido el intentar estrechar lazos con los demás, nada más y nada menos que el refuerzo, o dicho de otro modo, el regalo de la aprobación de sus mayores.

. Según el nivel de autoestima

Cuando una persona tiene de si misma la sensación de que vale poco, de que no es digna de interés para los demás, de que tiene poco que ofrecer a quienes le rodean, entonces, tiende a aislarse, a no intentar el contacto con los demás, a no correr el riesgo de ser rechazado pues esto es una de las experiencias humanas más dolorosas. Mientras que quien tiene la sensación de ser valioso, de tener cualidades dignas de aplauso por los demás, de ser digno del abrazo y la sonrisa de los otros, no se priva de ese placer de relacionarse con quien le rodea, ¿porqué si tiene la sensación de si mismo de ser valioso y por tanto la sensación de que va a ser aceptado? Tenemos así un cuarto factor que determina el grado de sociabilidad de una persona.

SI QUIERES MEJORAR TU CAPACIDAD DE DIALOGO CON LOS DEMÁS AQUÍ TIENES ALGUNOS CONSEJOS:

. Es fundamental que expreses deseos, y no solo ideas, "Me da miedo que...." "Qué ilusión me haría...." "Me produce mucha rabia el que...."  "Qué satisfacción me produjo... " son frases que debes de practicar.

. Con tu gesto trasmite a tu interlocutor el interés que tienes por lo que dice y lo que te agrada su compañía.

. No olvides señalar lo que de positivo ha hecho o dicho la otra persona.