miércoles, 11 de mayo de 2011

RELACIONES CON LA FAMILIA POLITICA

RELACIONES CON LA FAMILIA POLÍTICA

A lo largo de nuestra vida, se van incorporando a nuestra familia una serie de personas que hasta ese momento poco o nada significaban para nosotros, pero con los que podemos llegar a compartir muchos años de trato y convivencia y a veces también muchos conflictos.

Me refiero a la llamada "Familia Política" o como yo prefiero decir los "Nuevos Familiares", suegros, consuegros, cuñados/as, yernos y nueras.

Naturalmente es de desear que las relaciones con estos nuevos familiares sean cordiales y exentas de tensión, pero desgraciadamente no siempre es así, por lo que puede ser conveniente que hagamos un breve repaso a los motivos de fondo que subyacen a los conflictos más frecuentes.

No es raro encontrar en las relaciones suegros-yernos/nueras que en aquellos existan fantasías de "robo" del hijo/a sobretodo si se trata de un hijo único y especialmente en el padre de sexo opuesto.

Cuando el futuro yerno o la futura nuera son tratados por sus futuros suegros con una enorme y desbordada cordialidad ya desde el primer momento, (se les hacen confidencias familiares, se les trata como a un hijo/a más, etc.), podemos estar ante el preludio de futuros rechazos y desavenencias graves, ya que tal vez lo que está pasando en realidad es que no se tiene asumida la "salida" del hijo/a y por ello se intenta incorporar al yerno o a la nuera a la propia familia para en el fondo evitar el "perder" al retoño.

Por otro lado podemos encontrarnos con que los suegros son tratados por el yerno o la nuera como "padres-sustitutos", tal vez por desapego afectivo de los verdaderos padres o por fallecimiento temprano de estos, con lo cual se traslada a ellos la conflictividad no resuelta con los progenitores o se tienen falsas expectativas de amor padres-hijos que antes o después resultan frustradas.

Como resultado de las observaciones anteriores, cabe dar varios consejos de cara a evitar los conflictos y aumentar el gozo que podemos tener con estos familiares:

     1) Hemos de ver a los yernos y nueras no como un hijo/a más ni tampoco como a un intruso/a, sino como a un nuevo tipo de familiar con el que habremos de aprender a tratar, lo cual nos llevará un tiempo.

     2) Los suegros no son ni padres "bis" ni tampoco "competidores afectivos".

     3) Tendremos que acostumbrarnos a que nuestras normas han de funcionar en nuestra casa y nuestros asuntos, pidiendo respeto para ellas a nuestros nuevos familiares, dando el mismo respeto para sus normas en lo relativo a su casa y sus asuntos.


En cuanto a las relaciones entre consuegros, hay que decir que la principal causa de conflictos está en la rivalidad entre ellos, y la fuerte lucha que se suscita para conseguir que la pareja y aún más los nietos pertenezcan al propio clan familiar.

Esta rivalidad suele ser máxima en dos momentos cruciales, por un lado al inicio de la convivencia de la pareja (¿Quién les visitará más veces? ¿A quién telefonearan con más frecuencia? ¿Quién les "aconsejará" más sobre como funcionar? etc), y por otro con la llegada del primer nieto, especialmente si se trata del primer nieto para ambas familias (¿A quién se parece más el niño? ¿Que abuela aconsejará sobre la forma de alimentarlo? ¿Quién le trata con más mimo? etc ).

Indudablemente en estos momentos es necesario que la nueva pareja sepa mantener asertivamente el control de la situación, disfrutando del encuentro con todos pero no permitiendo que sus asuntos sean campo de batalla entre las dos familias.

El caso más frecuente es el de que sea la familia de la mujer quien logre estar más presente en la vida de la pareja, y para que esto sea así parecen colaborar inconscientemente tanto hijos como padres como suegros, algo así como si trabajaran para que se produjera algo que de antemano se da por hecho que acontecerá.

El consejo es fácil:

No hay necesidad de ser amigos de los consuegros (tampoco hay inconveniente), pero sí es necesario tratarse cordialmente sin entrar en competencias por, ni a través de, los hijos.

En lo referente a las relaciones entre cuñados/as hay que destacar el hecho de que frecuentemente se utiliza un doble rasero a la hora de medir y enjuiciar a los hermanos/as y a los cuñados/as, de manera que todo aquello que no nos gusta de la pareja se lo solemos achacar al cuñado o cuñada, sin darnos cuenta que la pareja es co-responsable de casi todas las grandes decisiones: como educar a los hijos, asistir o no a una celebración de nuestra familia, ofrecernos o no su hogar, etc. etc.

El deseo de proteger al propio clan familiar de toda critica y los deseos de acaparar afectivamente a los hermanos, están detrás de muchas de estas actitudes.

Además es fácil que los nuevos familiares jueguen el papel de chivos expiatorios en los asuntos conflictivos de la familia, "La culpa de que no tengamos al abuelo en casa es de mi cuñada porque hay que ver como es" puede ser una forma de salvar el honor y la unión familiar entre hermanos que tal vez tengan las mismas razones o las mismas sinrazones para no tener al padre anciano.

Pero se trate de relaciones entre suegros-yernos/nueras, o entre  cuñados/as, o bien entre consuegros, lo que es evidente es que debemos encontrar nuestro sitio en la nueva relación que se establece, y que este encontrar nuestro sitio requiere de tiempo y práctica, tanto para nosotros como para los demás; y que tanto se trate de entrar en una familia, como de recibir dentro de la nuestra a un nuevo miembro, debemos de actuar de una manera asertiva, es decir defendiendo nuestros puntos de vista, nuestras costumbres, nuestros valores, pero al mismo tiempo sin imponerlos a los demás y respetando sus propios valores, costumbres y puntos de vista.

Y cuando a pesar del esfuerzo y del tiempo invertido la relación no sea fluida, más vale  hablar francamente del problema que no permitir que exista una crisis larvada que a lo largo del tiempo no va ha hacer más que ir creando un clima de recelo y de falta de espontaneidad; llegado el caso debería ser posible exponer abiertamente quejas del tipo:

     ¡ Me desagrada que tus padres ridiculicen a los míos !

     ¡ La forma en que mi hermano y yo nos tratamos es cosa nuestra !

     ¡ No veo bien que en mi casa me digas como debo hacer las cosas !

    
En cualquier caso estamos ante unas relaciones humanas que nos interesa cuidar, ya que para bien o para mal habremos de compartir con estos nuevos familiares un sinfín de acontecimientos vitales de los que seremos coprotagonistas, y además la vida de nuestros seres queridos está inevitablemente unida a ellos.


ESTEBAN CAÑAMARES MEDRANO
PSICÓLOGO CLÍNICO Y SEXÓLOGO
COLEGIADO M-09659
MADRID

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